Botonera

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10.3.17

XIII. "ABEL FERRARA. EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS", Rubén Higueras Flores y Jesús Rodrigo García (coords.), Shangrila 2017



Go Go Tales



[...] Muchas de las últimas películas de Abel Ferrara se despliegan, a su vez, en un período terminal, en los últimos momentos de un hombre, del esplendor de la vida de un hombre antes de su brusca caída, de una época, de la vida en la Tierra… No se trata de una sincronía, de la realización de un cine crepuscular durante la, previsiblemente, última etapa de la carrera de un director: procesos similares han sido narrados en películas anteriores —aunque tal vez no con la contumacia que en esta época— y, además, muchas de estas películas sortearán los tonos crepusculares, siendo de hecho de las películas más luminosas de su carrera.

Go Go Tales dibuja un paraíso perpetuamente acosado, al borde de la desaparición: el club de striptease dirigido por Ray Ruby. Acuciado por las deudas, incapaz de pagar a sus bailarinas, que amenazan con no salir al escenario, dominado por su afición al juego, que milagrosamente le proporciona la solución a todos sus problemas en forma de premio multimillonario, aunque lamentablemente el boleto premiado se perderá y durante toda la película Ruby o uno de sus empleados se dedicarán a buscarlo sin éxito, supuestamente confundido entre la multitud de los otros boletos y el caos reinante en el club, perseguido en fin por todos estos problemas, Ruby ha de velar porque el espectáculo continúe: Go Go Tales habla de cómo dar forma a sueños que necesitan de mucho dinero, y de cómo mantenerlos reconocibles a pesar de ello, de cómo construir una obra en medio del caos y la locura, entre todos, a partir de los conflictos, las tensiones y, también, las corrientes de amor y solidaridad generadas entre todos los actores. Lo dicho es más que suficiente para advertir que nos encontramos, como se ha repetido en numerosísimas ocasiones, ante la obra más cassavetiana de Ferrara —un referente trascendental en toda su carrera, a pesar de las muchas diferencias que también separa a ambos cineastas—, una especie de The Killing of a Chinese Bookie (1976) menos desesperada, en la que el Ray Ruby interpretado por Willem Dafoe es un obvio remedo del propio director, como el personaje incorporado por Ben Gazzara lo era de Cassavetes, y al que en el último plano de la película, en virtud de la inquietante sonrisa que ofrece a cámara, digna de la del también último de Norman Bates en Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960), niega el destino tranquilizador de una posible rehabilitación de su adicción
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"Viaje al fin de la noche.
Desde Go Go Tales (2007) hasta Pasolini (2014)"
José Francisco Montero