Botonera

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13.3.17

X. "UNAS SOMBRAS, UN TREN". Revista Shangrila nº 28-29, marzo 2017




Tren de sombras


[...] Tren de sombras transcurre delante de la pantalla y en nuestro atlas interior, se proyecta fugaz a través de la constelación de evocaciones –sombras y trazos de luz que guardamos desde la infancia, en profundidad. Cualquier lector de Tintín, por ejemplo, reconocerá el eco de Moulinsart en este castillo de la Normandía, ya vaciado de aventuras, y en los espacios entre imágenes del filme los espacios entre las viñetas que aceleraban la ficción. Fijémonos, después de todo, en la velocidad. La primera parte, más que propiamente de montaje, tiene forma de proyección, de sucesión de rollos de película según la experiencia del espectador que contempla un transcurso de imágenes sin marcha atrás, que a veces quisiera retener, fijar: sobre esta proyección intervendrá el montaje.

Del ritmo y tiempo veloz de las primeros rollos familiares de Fleury, más livianos y cómicos, se pasa a una especie de ralentización. Del cine como acelerador de tiempo a partir de los movimientos y los trayectos, del coche y luego el tren, según la sincronía entre los orígenes del cine, con sus vagones de fotogramas, y la modernidad y sus nuevos transportes, pasaremos sin apenas percibir el cambio de ritmo a una desaceleración a través del montaje, hasta la contemplación pausada –las mujeres en el banco, la puesta de sol, el rostro de un niño– y estática –la película más tarde “congelada” como en Vertov, dispuesta a ser reinterpretada, analizada, descubierta, ensayada, según la idea de que una “segunda vez”, otra visión, siempre supone una transformación de lo percibido, y aquellas imágenes dinámicas de felicidad acaso contengan otros tiempos, los del pensamiento o los del sentimiento amoroso, más lentos y hondos. Esta declinación temporal abarca la dramatización de la película, desde los pasajes de la felicidad y los juegos de infancia a los instantes modelados por la vida sentimental, cuando el tiempo ya pesa, se dilata, lanza sus punzadas. Por debajo, percibiremos al tiempo –ars poética del cine– la revelación de que esa vida tomada al improviso, ligera y azarosa, en realidad responde a los cálculos y deseos de la puesta en escena
[...]


 "El trastero de la felicidad.
Una poética del montaje".
Gonzalo de Lucas